“La pandemia generada por el COVID-19 ha supuesto una crisis sanitaria que ha afectado en primer lugar y de forma fundamental a las personas, pero también ha producido cambios muy importantes en la economía global afectando a las cadenas de valor logísticas por su interdependencia y vulnerabilidad en el ecosistema de suministros y abastecimiento creando un nuevo modelo logístico”.

La primera ola de COVID-19 en España, a pesar de los indicadores globales, nos sorprendió tanto por falta de previsión en la gestión sanitaria, como en la gestión de la demanda de productos de primera necesidad y en la gestión de los riesgos en situación de crisis.

A pesar de ello y gracias al sector privado en compañías de referencia, como Mercado, Inditex, DHL, entre otras muchas, se pudo garantizar el abastecimiento de los lineales y de los equipos de protección individual EPI, pero sobre todo gracias a una fuerza laboral de camioneros y cajeras de supermercado, que estuvieron en la primera línea a pesar del riesgo de contagio.

Hubo cierto desabastecimiento temporal debido al confinamiento y al efecto látigo en la demanda por pánico, pero se recuperó en una semana.

Con la segunda ola, después del verano, volvimos al estado de alarma, porque tuvimos cierto desconcierto sanitario, pero está en vías de superación. Afortunadamente las empresas están ya más preparadas con toda una batería de medidas anti COVID-19, lo que ha permitido al sector del transporte y la logística trabajar en mejores condiciones de planificación, de entrega y de gestión de riesgos.

También a nivel de comercio internacional, hay un problema muy serio por la falta de contenedores marítimos y algunas fábricas empiezan a parar por falta de suministros.

La crisis del COVID-19 también ha producido cambios positivos en el entorno y esto nos lleva hacia un nuevo modelo logístico, porque los modelos logísticos se adaptan cuando cambia el entorno, en este caso un fuerte incremento (+45%) del comercio electrónico y de la transformación digital por el gran aumento del teletrabajo, de esta forma imprevista hace unos meses el entorno ya ha cambiado.

En este nuevo entorno el sector del transporte y la logística está, tras la irrupción de la pandemia, más expuesto al contacto con un consumidor que a su vez es más exigente desde el punto de vista de los costes de envío, plazos y lugar de entrega, o la trazabilidad del pedido, y esto tiene ya su imagen en una mayor dependencia de la tecnología emergente.

Los cambios en el nuevo modelo vienen de la mano de los retos en la digitalización y en la optimización de la entrega (delivery) y traen consigo un conjunto de tendencias que marcan la evolución y transformación del sector. Pero hay que estar atentos, porque los márgenes del comercio electrónico no son tan buenos como se esperaban, básicamente debido a la gran competencia existente en la entrega.

Los aspectos más relevantes de esta transformación logística en relación con el entorno son:

Soluciones logísticas flexibles

Un consumidor cada vez más conectado y consciente de su poder decide comprar donde se le garantizan las mejores opciones de entrega, una hora y lugar acordado, el seguimiento en todo momento del pedido. Hoy en día el conocer los hábitos del consumidor es posible gracias a la gestión de datos y del análisis predictivo.

Tecnologías emergentes

La innovación en las empresas y la aplicación de tecnología emergente en la logística permite un abanico de nuevas funcionalidades, así como el abaratamiento de costes. Tecnologías como la automatización de los procesos mediante la robótica colaborativa, la inteligencia artificial, el internet de las cosas y el blockchain cada vez se aplican más en el sector.

Microhubs logísticos

Las pequeñas instalaciones logísticas dentro de las grandes ciudades para realizar la última milla, son parte del nuevo modelo de distribución urbana, los microhubs son ya la nueva solución para mejorar la congestión del tráfico en las ciudades y la calidad del aire. Con el cierre de comercios tradicionales se aportan nuevas soluciones logísticas, que implican a diversos agentes, desde startups y operadores de servicios logísticos hasta las propias instituciones.

Vehículos y combustibles alternativos

La nueva tecnología ha permitido que los nuevos motores de combustibles tradicionales sean menos contaminantes. También han aparecido nuevas opciones en el mercado como vehículos eléctricos, híbridos o de hidrógeno, que tendrán largo recorrido en el futuro, siempre y cuando se realicen las infraestructuras necesarias.

Gestión del talento

La gestión de las personas y los nuevos perfiles logísticos, será algo más lento porque gestionar en tiempos de crisis necesita otro modelo de liderazgo, más empático, más conectado con los equipos, más veraz y fiable, y estas competencias requieren tiempo de aprendizaje y formación actualizada.

Asociacionismos y colaboración

El sector tiene un gran problema y es su capacidad para atraer nuevo talento, esto es sencillo de solucionar si los empleadores invirtieran en promocionar la logística y el transporte entre los nuevos entrantes, como una actividad fundamental para todas las comunidades, cumpliendo además con los objetivos de diversidad e inclusión dentro de las organizaciones. Esto debe acometerse mediante modelos de colaboración entre las administraciones públicas con las organizaciones privadas.

En resumen, estamos a las puertas de un nuevo modelo logístico porque ha cambiado las condiciones del entorno, la parte positiva de la crisis nos ha traído, para quedarse, un fuerte incremento en el comercio electrónico y en la transformación digital mediante el teletrabajo tanto en los profesionales como en las organizaciones.

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