Es de conocimiento general que el transporte marítimo de mercancías es una de las vías de transporte más importantes del comercio internacional. Su fortaleza reside en que tanto las embarcaciones como los buques pueden cargar grandes cantidades de mercancías, por encima del transporte aéreo o terrestre.
Es así, cómo el flete marítimo se vuelve el protagonista de este tipo de transporte, ya que es el contrato y la fórmula más utilizada a la hora de mover mercancías por mar. En resumen, son contratos que concretan el régimen de fletamento marítimo y están sujetos a numerosas variables, como el tipo, el volumen o la modalidad de carga, que son las que definirán el precio final que supone cada envío.
Asimismo, dentro de las variables importantes a considerar del flete marítimo son los costos asociados a la manipulación y al despacho de mercancía en los puertos de carga y descarga. Ello, ya que dependiendo de las necesidades de transporte, algunos gastos pueden deducirse o no. Por ejemplo, un transporte de puerto a puerto supondrá una tarifa plana siempre que hablemos de un contenedor completo. La base de la tarifa sería únicamente el flete marítimo propiamente dicho.
En tanto, un transporte de puerta a puerta incluirá todos los gastos citados y también las tarifas de transporte terrestre hasta y desde puerto, tanto a la hora de recoger la mercancía como a la de entregarla.
Una de las mayores diferencias en el flete la va a marcar la forma en que el contenedor sea cargado, algo que va a depender del volumen de la mercancía a transportar. Es así como existen diferentes tipos y características de fletes:
Las siglas FCL (Full Container Load) se refieren al uso de un contenedor en su totalidad para una única carga. Sus ventajas son varias, principalmente una mayor rentabilidad para mercancías de volumen igual o superior a 15m3. La naviera cobra una tarifa plana por cada tipo de contenedor, lo que simplifica mucho el flete. También aporta seguridad adicional de la carga al ir precintada y ser toda del mismo propietario. Por último, redunda en mayor premura en la entrega, ya que el contenedor efectuará una ruta directa desde origen a destino sin recalar en puertos intermedios.
El flete LCL (Less Container Load) es más conveniente para pequeños volúmenes de carga, ya que en este tipo de flete entra en juego el transporte marítimo en la modalidad de grupaje de carga, que consiste en agrupar mercancías de moderado volumen procedente de varios cargadores con el fin de llenar un contenedor. Este flete puede resultar una alternativa no tan rápida, pero aún económica al compartir gastos, ya que el flete en este caso se calcularía por tonelada cargada.
Es muy importante considerar que además del flete marítimo puro, hay que tener en cuenta que puede haber conceptos por recargo que resultan fundamentales a la hora de obtener un precio final.
Recargo aplicado para corregir las fluctuaciones imprevistas del precio del combustible.
Recargo aplicado para cubrir las posibles variaciones del cambio de divisa. Se aplica como un porcentaje sobre el flete, siendo un ajuste que se hace generalmente en relación al dólar americano.
Recargo por el transporte de mercancía peligrosa que habría que añadir al flete básico calculado en función del número de contenedores o toneladas de la mercancía.
Existen otros posibles recargos para las mercancías que transitan por zonas específicas. Es el caso del SCT (Suez Canal Transit) aplicable a las mercancías que pasan por el Canal de Suez; el PCS (Panamá Canal Surcharge) para las que lo hacen a través del Canal de Panamá; y el Adén (Aden Gulf Surcharge), que tiene por objeto sufragar gastos derivados de los ataques de piratería en el Golfo de Adén.
Asimismo, hay que considerar que a estos gastos se les pueden añadir otros por conceptos bancarios, administrativos o aduaneros.
En resumen, existe gran variedad de recargos dependiendo de los pormenores de cada operación logística. Del mismo modo, hay distintas modalidades de fletes marítimos y cado uno implica diferentes condiciones y obligaciones. Por ello, es importante contar con la asesoría de un “partner” como KLog.co, que a través del talento y una visión tecnológica, se ha posicionado como la primera empresa en LATAM en democratizar el transporte y el comercio internacional en la región.
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